Es defensor, tiene 21 años, sale jugando, tira caños con pisada, brilla en el Arsenal… y no jugaría el Mundial
4 minutos de lecturaPor Ariel Ruya
William Saliba es un atrevido. Es defensor, alto (1,92m), elegante, patea con la pierna derecha, pero no desprecia la zurda. Sale jugando, cabeza levantada, como los zagueros que ya no hay. Tira caños, pisa la pelota: en las dos áreas. Es divertido: juega sonriendo. Nació en Bondy, una comuna de Francia, aunque sus raíces le pertenecen a Camerún. Es un pichón de crack: solo cuenta 21 primaveras. Es una de las razones del inesperado Arsenal, puntero de la Premier League, con un punto sobre el multimillonario Manchester City. Es un pichón de crack: valía migajas y hoy está tasado en 40 millones de euros.
Integró todas las divisiones menores del seleccionado de Francia. En las Sub 20 y para abajo, solía jugar casi siempre, marcaba goles y hasta era capitán. Apenas 7 participaciones en el elenco estelar. El primero, hace poco: el 25 de marzo pasado, en un híbrido 2-1 sobre Costa de Marfil. Se entiende, a medias: el campeón del mundo tiene un exceso de calidad y cantidad en el círculo rojo de la defensa. Toda una desesperanza: seguramente, se va a perder el Mundial.
Mikel Arteta pasó de figura de recambio a imprescindible: ahora, para el joven entrenador, de 40 años, Saliba es un titán del área. Juega, marca, se ríe, pisa la pelota y tira un caño, como si fuese un 10 sudamericano, en el área rival en el clásico del norte de Londres que acaba con un 3-1 de Arsenal sobre Tottenham. Ahora, lo admira Barcelona, capaz de abrir la tesorería de par en par, mientras el gigante (ahora no tan) dormido de Londres busca blindarlo, luego de cesiones repetidas a Saint Etienne, Niza y Marsella. Iba y volvía. Un préstamo, otro préstamo. Hasta la explosión.
De pequeño, iba a la escuela con Kylian Mbappé y aprendió a jugar a la pelota como si fuera un atacante de gambeta y velocidad, bajo el carisma de Wilfrid, el papá del crack mundial de PSG. En el anterior clásico galo PSG-Marsella, el defensor le ganó 4 de los cinco duelos y acertó 96 por cientos de los pases. “Había que frenarlo. Y tenía dos caminos: que me expulsaran o salir a cortarlo, pero él no debía pasar de ningún modo”, decía. Algo parecido ocurre en la Premier League. Los más atrevidos, lo comparan con Virgil van Dijk, el mariscal de Liverpool.
Compartían el barrio y la pelota. Mientras Mbappé se consagró campeón mundial y lucha por el liderazgo futbolero universal, Saliba anduvo de capa caída: el pequeño gran defensor sufrió una crisis de personalidad durante la pandemia, luego de la muerte de su madre. Solo, en la más profunda soledad. Como en todos los asuntos de la vida (los dolorosos y los otros), el tiempo transforma el camino. En Marsella, con Jorge Sampaoli (ahora, otra vez en Sevilla), el zaguero rompió líneas al punto de jugar de volante central, con un retroceso de novela.
“Tiene un futuro de crack”, decía el polémico hombre de Casilda. El pibe le devolvía gentilezas desde el lado humano… y futbolero. “Aprendí mucho de él, pero lo que más me llama la atención es que juega de una forma graciosa y no le gusta perder. En los entrenamientos, es muy serio. Aunque, cuando acaba el ejercicio, le gusta bromear, bromea con todo el mundo”, describía. Ese humor, dicen, lo tomó prestado de Sampaoli.Este contenido no está disponible debido a tus preferencias de privacidad.Actualiza tu configuración aquí para verlo.
“A veces, en la vida, hay que saber esperar. Yo esperé mucho para jugar mi primer clásico. Lo disfruté desde el primer minuto hasta el final, y ahora estoy muy feliz. Jugamos contra los mejores jugadores del mundo. Es bueno para jugadores jóvenes como yo, porque aprendo mucho. Cuanto más ganamos, más confianza tenemos. Queremos ganar cada semana. Ganar, ganar, ganar: eso es todo. Ahora quiero ganarlo todo”, reflexiona.
Ganar, ganar, ganar. Saliba lo hace con estilo, buen gusto. “Estoy impresionado por su nivel. Está comprometido y concentrado, quiere quedarse acá. Es un líder”, confía Arteta, que sabe que ya no le queda mucho tiempo para disfrutarlo. Lo describe Rio Ferdinand, que algo sabe del puesto: “Lo que me impresionó fue su compostura. ¿Cuántas veces sale con el balón estando bajo presión? Juega tranquilo y muestra la compostura de un veterano”.
La gente lo adora en Inglaterra. Eclipsa Europa. Lo sigue Barcelona, fue una opción de Real Madrid cuando también quería a Mbappé. Rara vez se arroja al piso. Se ríe, cuando sale jugando. Didier Deschamps, el entrenador del seleccionado, se refiere a su lógica inexperiencia. “Obviamente tenemos jugadores jóvenes y de calidad; él es uno de ellos. Está aprendiendo, pero lo importante es recuperar a todos nuestros jugadores vitales y experimentados durante estos dos meses”, reflexiona.
La Nación Deportes, Argentina