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Luis Suárez, el último uruguayo que dejará su nombre por todo lo alto

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Por Eduardo Domíguez

El delantero uruguayo se ha destacado por sus indisciplinas, las cuales algunas veces han eclipsado su gran rendimiento futbolístico. Luis Suárez será la figura de Uruguay en Qatar 2022. ¡No vayas a morder a nadie en el Mundial!’, fue la petición que le hizo un niño uruguayo a Luis Suárez, a unos días de que emprendiera el viaje a Rusia para disputar la Copa del Mundo de 2018; aquel pequeño estaba convencido de que su ídolo podría cometer una nueva locura, como la que realizó ante Italia en la primera ronda de Brasil 2014, la cual le provocó una suspensión inicial de 9 partidos y 4 meses sin jugar.

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Luis Suárez y la mordida en el Mundial 2014 El 24 de junio de 2014, en el Estadio das Dunas de la ciudad de Natal, el Pistolero cometió su peor error –hasta entonces- dentro de un campo de futbol, al morder al italiano Giorgio Chiellini, en una acción que lo marcó para siempre y lo confirmaría como un chico malo, calificativo que casi siempre relega a segundo plano su calidad de goleador.

Luego de ese hecho, los medios de comunicación alrededor del mundo llenaron sus espacios con notas relativas a esa mordida, se habló del por qué un ser humano puede reaccionar de esa forma en situaciones de tensión, se habló de sus antecedentes polémicos (en Ajax y Liverpool), se analizó su situación vida familiar, surgieron un sinfín de notas de todos los ángulos posibles. Fue inverosímil, tanto lo ocurrido, como lo provocado.

Eso sí, de su futbol no se habló más, de sus goles, menos. «Cada uno tiene su forma de defenderse; en mi caso, la presión y la tensión me hicieron hacer eso. Hay otros jugadores que, en lugar de eso, dan una patada a la pierna a otro o que pegan un puñetazo en la cara de otro”, dijo Luis Suárez al diario The Guardian (Octubre, 2014)

El Luis fuera de las canchas Nacido en la ciudad de Salto el 24 de enero de 1987, Luis -el cuarto de siete hermanos- siempre se caracterizó por ser “calentón”, aunque no peleonero: “Era buenito, buen compañero», explicó su abuela paterna, Lila Píriz, ese mismo en medio del maremágnum causado por la mordida a Chiellini…

«No sé por qué tiene esos arranques, cuando tiene todo para ser feliz”, añadió. Quienes conocen a la familia Suárez desde hace muchos años, saben que el ser así es algo que bien pudo heredar de su padre, un duro militar que se llamaba Rodolfo (apodado el Perro) y quien era un alcohólico, eso provocó mucha violencia en el seno.

«La familia se rompió cuando mis padres se separaron en 1996 y casi no lo pude soportar; sentía que todo se venía abajo”, explicó Luis en su autobiografía “Cruzando la línea”, ahí dejó claro que la ausencia paterna le fue benéfica porque aprendió a salir adelante por sí solo.

“Si yo no me hubiera criado así, no hubiera podido salir adelante y no hubiese sabido que para tener algo tenía que ganármelo”. El Luis dentro de las canchas Luis era de esos chicos que solían salir a la calle a jugar futbol, aunque no se puede decir que fuera un superdotado que destrozaba a cuanto rival tuviera enfrente, solo era lo suficientemente bueno como para llamar la atención del Nacional, club por el que tuvo un paso titubeante a causa de las turbulencias que vivía en su familia.

«Hasta los 12 años sabía que quería jugar al futbol, pero después, de 12 a 14, tuve una etapa en la que no me gustaba entrenar. Me enojaba mucho. Era muy rebelde y eso me jugaba en contra», confesó Suárez para el libro «Vamos que vamos»; prefería divertirse con sus amigos y eso casi lo llevó a quedar fuera del Decano, de no ser por la intervención de Wilson Pirez, coordinador de las inferiores del club, que le dio otra oportunidad. Sumado a ese respaldo, apareció en su vida la persona que reencauzó no solo su carrera, sino su vida entera: Sofía Balbi, una muchachita de familia acomodada de la que se enamoró y que se iría a vivir a Barcelona solo unos meses después. Fue entonces que comprendió que solo la volvería a ver si el futbol lo llevaba a Europa. Inspirado por esa relación, Luis logró ganarse un sitio en el primer equipo de Nacional, con el cual debutó el 3 de mayo de 2005 para marcar 12 tantos en 35 partidos, una cifra interesante a los ojos del Groningen de Países Bajos, el cual puso un millón de dólares por él. No sabía dónde era, pero tenía claro que al menos estaría más cerca de Sofía.

Y se fue… Sin embargo, era el primer paso, porque con apenas 19 años lo único que quería era destacar para formar una familia junto a ella, lo cual se confirmó con la petición que le hizo a su familia de dejarla ir a vivir juntos a Países Bajos, la cual fue aceptada para que a partir de ahí empezara a consolidar una carrera que lo llevó al Ajax, Liverpool, Barcelona y Atlético de Madrid, además a la selección de Uruguay, a la cual ha defendido con futbol y garra.

Una anécdota más de Luis. Fue autor de la mano que salvó a la Celeste de ser eliminada por Ghana en los Cuartos de Final de Sudáfrica 2010, justa en la que también se habló más de su anti fair play que del cuarto sitio obtenido, la participación más inspiradora la selección desde el campeonato de Brasil 1950.

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