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El traje Alpinestars que salvó a Grosjean aguanta temperaturas de 1000 grados

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El pasado domingo, nada más empezar el Gran Premio de Fórmula 1 en Baréin, el monoplaza Haas del francés Romain Grosjean se estrelló contra las barreras protectoras del circuito y se vio envuelto en llamas en un escalofriante accidente. Durante unos instantes se temió lo peor, pero pocos segundos después se vio al piloto galo saltar de las llamas y ponerse a salvo.

Su traje ignífugo de la marca italiana Alpinestars, que cumple y hasta supera los estándares mínimos FIA 8856-2018, junto al HALO, el sistema de protección del habitáculo introducido en 2018, fueron fundamentales para convertir la que sería una tragedia en un triunfo de la tecnología y de las medidas de protección, en un deporte en el que los pilotos compiten a las más altas velocidades.

Grosjean salió del tremendo accidente únicamente con leves quemaduras en las manos y en los tobillos, pero sin consecuencias mayores, fruto de una equipación de vanguardia, compuesta por traje, guantes, botas y hasta ropa interior y calcetines, todos producidos por Alpinestars en el pequeño municipio de Asolo (Treviso, noreste de Italia).

DOS PRUEBAS A TEMPERATURAS INFERNALES, DE 700 A 1.000 GRADOS

Fundada en 1963 por el italiano Sante Mazzarolo, Alpinestars cuenta ahora con sedes en Asolo, en Los Ángeles (Estados Unidos), Tokio (Japón) y Bangkok (Tailandia) y proporciona sus productos de vanguardia técnica a la Fórmula 1, la NASCAR, al campeonato del mundo de Motocross y a la MotoGP.

Valorado en 1.999,95 dólares (1.699,95 euros) y disponible también para el público en general, el traje Hypertech v2 Suit llevado por Grosjean superó una doble ronda de pruebas.

El primer examen es el denominado “Test de Llamas” y se realiza sobre cada capa del traje de competición para comprobar que estas, individualmente, resistan a una temperatura de 700 grados por al menos diez segundos, mientras que el segundo es el llamado “HTI Test”, el examen definitivo realizado sobre el producto completo, informa a EFE Elizabeth Mikulis, jefa de comunicación de la compañía italiana.

En el HTI, los técnicos de Alpinestars colocan un sensor de temperatura en contacto con la capa más interna para medir el tiempo necesario para que en el traje haya un aumento de 24 grados Celsius cuando se le somete a un simulador de incendio que eleva el calor hasta rondar 1.000 grados.

La normativa de la FIA exige un mínimo de doce segundos antes de aumentar su temperatura en 24 grados; once segundos para los guantes, 8 para las palmas de las manos y cinco para calzoncillos y calcetines. El equipamiento Alpinestars de Romain Grosjean estuvo expuesto al fuego durante 24 segundos.

LAS MANOS, LA ÚNICA PARTE PROTEGIDA POR UNA SOLA PIEZA

Como es estrictamente requerido por las reglas de la FIA, los pilotos deben competir llevando cada una de las prendas homologadas, desde el traje hasta las medias. Es un elemento fundamental pues al contar con más capas, el tiempo de protección se incrementa.

En el caso del accidente sufrido por Grosjean en Baréin, la única parte de su cuerpo que no contó con una doble capa fue su pie izquierdo, pues al liberarse del monoplaza perdió una de las dos botas, como se apreció en las imágenes del GP.

“La única parte del cuerpo protegida por una sola pieza de equipamiento son las manos (aunque los guantes tienen dos capas de protección), lo que, considerada la larga exposición al fuego, puede explicar el hecho de que Grosjean haya sufrido leves quemaduras en esas áreas”, explica Mikulis.

“Como fue comunicado, Grosjean tiene también una ligera quemadura en un tobillo. Lo más probable es que al salir del coche sin su bota izquierda, estuvo protegido solo por su calcetines por un determinado período de tiempo”, agregó.

Una equipación ignífuga de vanguardia, que permite a los pilotos contar con una protección fundamental ante los riesgos que corren, y que a la vez está fabricada con materiales que favorecen unos movimientos fluidos.

Todo ello, en un traje que apenas pesa 750 gramos y que tiene a todos los logotipos impresos, y no cosidos, para bajar al máximo el peso de la prenda.

Unas tecnologías de vanguardia que son imprescindibles para tutelar a los pilotos y ayudar a que los límites del deporte vayan cada vez más allá.

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