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De repudiado por la prensa a mejor entrenador entrenador español de la temporada

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Cuando Julen Lopetegui fue anunciado por el Sevilla bajo la atenta mirada de Monchi, las dudas alrededor de su figura iban acompañadas de desconfianza y recelos. Al fin y al cabo, el técnico español se había subido a una montaña rusa de emociones en los últimos meses que había empezado con una destitución a las puertas del Mundial gracias al ego desmesurado del presidente de la RFEF, Luis Rubiales, para finalizar con su sueño, el de entrenar al Real Madrid, transformado en pesadilla e hipotecado por la falta de gol tras la salida de Cristiano Ronaldo. Un año después, el técnico vasco pone el broche de oro a la temporada en la que tras aupar al Sevilla a la cuarta posición en Liga y convertirlo en campeón de la Europa League.


Julen posa con la UEFA Europa League


Por Albert Ortega


Obsesivo, incansable, intervencionista y ganador. La armadura mental de Julen Lopetegui le impulsó a tomar los mandos del proyecto más ambicioso del Sevilla en la última década previo cambio profundo de hasta 20 jugadores. El ojo clínico de Monchi para detectar el talento ha sido clave. Sin embargo, cabe resaltar que el valor de hombres como Lucas Ocampos, Jules Koundé, Fernando Reges, Sergio Reguilón, Diego Carlos o Luuk de Jong se incrementa al toparse con un técnico como el vasco. Una figura capaz de transformar las críticas voraces de prensa y afición por halagos y, con ello, sobrevivir a la primera crisis que sufrió en la entidad hispalense para terminar el año por todo lo alto. De los pitos a los aplausos.

Por el camino quedan aquellos meses donde la misma carencia de pegada ofensiva en el área rival estuvo a punto de inmolar el proyecto. Los fantasmas del Santiago Bernabéu arrastraban las cadenas por el Ramón Sánchez-Pizjuán. Sin un ‘9’ con cara y ojos -quién lo diría viendo los dos tantos de Luuk de Jong en la final-, Lopetegui levantó un bloque granítico cimentado sobre el trió Diego Carlos-Jules Koundé-Fernando Reges, recuperó la mejor versión de Éver Banega, puso a volar a Sergio Reguilón y Jesús Navas y dio alas a Lucas Ocampos. El renacer del equipo tras caer contra el Mirandés en Copa y superar la eliminatoria contra el Cluj rumano enderezó el rumbo.

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La presión tras pérdida, el intenso repliegue defensivo, el contragolpe más veloz del campeonato, el centro lateral y el conjunto que más goles ha marcado a pelota parada de la Liga (13). Tras esos números de Champions League hay un cuerpo técnico que ha potenciado al máximo las virtudes de un equipo cuyo techo se ha encontrado en la delantera y ha escondido tanto como ha podido las carencias individuales de sus jugadores. Un cuadro dominador, potente, con un ritmo abrasador que ha sabido frenar cuando la ocasión lo requería (vs Wolverhampton, Manchester United o Inter de Milán) y vencer a los colosos europeos que se ha ido encontrando.

Las lágrimas del técnico sevillista al finalizar el encuentro, con el trofeo de la Europa League a su espalda y el manteo posterior, tienen sabor a redención sin revanchismo. El combustible perfecto para reelanzar su carrera como entrenador y dar un golpe en la mesa. Mejor disfrutar que acordarse de quienes lo trataron de hundir. Se hablará de Ocampos, Diego Carlos, Koundé o Fernando, pero, sin duda, el gran acierto de Monchi esta temporada es el haber apostado por un técnico cuya reputación estaba diezmada hasta los topes después de salir del Real Madrid: Julen Lopetegui.
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